La piedra angular by Zoé Oldenbourg

La piedra angular by Zoé Oldenbourg

autor:Zoé Oldenbourg [Oldenbourg, Zoé]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 1955-02-01T00:00:00+00:00


ASUNTOS DE FAMILIA

AL pasar ante el castillo de Pouilli no se detuvo en casa de su cuñado. Aielot era desde luego el ser que tenía más dentro de su corazón después de María; pero tal era su mala suerte que también se sentía separado de ella al presente; Santiago de Pouilli era un auténtico cornudo y adoraba a su mujer, y por esta razón la vista del hogar de su hermana no podía ser grata para Haguenier. Fue, pues, a alojarse durante algún tiempo a casa de su compañero de armas Gilberto de Beaufort, joven bastante frívolo pero muy educado. Haguenier era muy estimado por sus compañeros, tanto por la pureza de su vida como por su carácter afable y ponderado. Y le admiraban mucho desde que había tenido valor de combatir sin escudo.

Por Gilberto de Beaufort supo Haguenier que los esponsales de Ida de Puiseaux eran cosa hecha y que la boda iba a celebrarse antes de las fiestas de Navidad. Gilberto no sabía hasta qué punto era penosa esta noticia para su amigo, y se quedó asombrado al verlo palidecer y morderse los labios.

—Veamos —dijo Gilberto—, ¿no estaréis enamorado de esa pequeña campesina?

—Es como si lo estuviera —dijo Haguenier—, y aún peor. Pues yo puedo soportar lo que sea, pero mi hermano Ernaut no lo soportará nunca. Sé que los que lo quieren mal han arreglado las cosas sin que él lo sepa, pero no sé si debo advertirlo o no, pues en uno u otro caso se sentirá desgraciado. Será capaz de ir a matar a Bernardo de Jeugni para impedir la boda.

—En vuestro lugar —dijo Gilberto— no tomaría yo sobre mí semejante responsabilidad. Cuando se mezcla uno en las cuestiones amorosas de los demás no se hacen más que embrollos.

—Es lo que también yo creo —dijo Haguenier—, pero no tendría la conciencia tranquila. Si mi padre no ha hecho nada por impedir este matrimonio, soy yo quien debe encargarse de ello.

Milon de Jeugni estaba en Troyes con motivo de las fiestas de la Asunción con sus hijos y sus yernos. Haguenier fue a verlos y habló en privado con el padre, prometiéndole encontrar para Bernardo un partido más ventajoso que la hija de Jocerán de Puiseaux. Milon le hizo comprender que se mezclaba en asuntos que no le incumbían.

—Todo el mundo sabe —dijo Haguenier— que mi hermano pretende a esta señorita desde hace años, y tiene dispensa del Santo Padre para casarse con ella. Cometeréis un gran pecado si se la quitáis.

—Escuchad —dijo Milon—, en este asunto todo el mundo está de acuerdo: el padre, la hija, mi hijo y yo mismo. Mi hijo también ama a la joven.

—Él no la ama como Ernaut —dijo Haguenier obstinado.

—En primer lugar no sabéis nada de esto. Y además, no es cosa mía.

—Os participo que me tendréis por enemigo si hacéis este matrimonio.

El viejo dijo que lo sentía mucho pero que no podía contentarse a todo el mundo. Haguenier pensó entonces en insinuar que Ida había pertenecido ya a su hermano, pero no se atrevió pues sabía muy bien que no era verdad.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.